Dos chicas que no saben qué hacer en casa cogen un flotador y se meten en aguas neoyorquinas. Más tarde encuentran a una de ellas, pero la otra sigue en paradero desconocido y no hay nadie que pueda aportar detalles acerca de su desaparición. Con ese inicio nos adentramos en un barrio peculiar de Nueva York que representa muy bien sus zonas marginales a través de una contextualización brillante, con abundancia de detalles y unos personajes muy distintos entre ellos. De hecho podría ser un barrio cualquiera con sus peculiaridades, porque seguramente todos nos sentimos identificados con los rasgos de algunos personajes o sabemos qué vecinos encajarían en ellos.
El mérito no es sólo ese, si no que además llega un punto dónde el lector acaba olvidándose que ha desaparecido una chica y sustituyes esa curiosidad inicial por la de adentrarte en la vida del resto de personas que aparecen en el relato. Ivy Pochoda ha conseguido que el argumento principal se subdivida en historias paralelas que despiertan el mismo interés que la inicial.
